Es muy importante tener en cuenta la calificación del certificado energético de una vivienda a la hora de elegirla, ya sea para compra o alquiler.
Casi la mitad de la energía que gastan las familias españolas está destinada a calentar y refrigerar sus hogares, según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE). Esta situación, que varía dependiendo de las zonas geográficas, se hace ahora más evidente con el certificado de eficiencia energética.
Una vivienda de aproximadamente 70 metros cuadrados con calificación energética E, la más abundante en España, tiene un gasto cercano a los 735 euros al año en calefacción, refrigeración y agua caliente, según el Ecobservatorio, la plataforma on line creada por la compañía Certicalia. Mientras que para las viviendas o locales con letra B, el gasto se reduce hasta los 282 euros anuales.
Sin embargo, el consumo energético de una vivienda es muy diferente según la zona geográfica donde ésta se encuentre, debido a las condiciones climáticas. El Ecobservatorio indica que las comunidades con más consumo de calefacción son Castilla y León y Navarra.
En cuanto a refrigeración, son Canarias y la Comunidad Valenciana las comunidades que más utilizan el aire acondicionado.
Lo primero que hay que saber es que las posibles calificaciones pueden ser A, B, C, D, E, F, G. Sabiendo esto, el “aprobado” en materia de eficiencia energética se sitúa entre las letras D-E, que es la media de las viviendas españolas con certificado energético. Las letras A, B, C, indican que el consumo en de vivienda es óptimo y por el contrario, las letras F y G, indican un consumo mayor.
En muchos casos, una familia no entiende qué significa que su vivienda, de 100 metros cuadrados y con una calificación G, emita 1,75 kgCO2/m2 al año o 0,06 kgCO2/m2 si tiene una letra A. Pero, con total seguridad, sí entenderá que su vivienda de 100 metros cuadrados y una calificación G gasta al año 2.087 euros en calefacción, refrigeración y agua caliente y apenas 390 con una letra B.
La diferencia entre alquilar o comprar una vivienda con calificación energética de consumo G y otra con calificación B se estima en 1.697 euros al año. Tan sólo entre calificaciones más cercanas como la D y la F hay ya una diferencia anual de 779 euros. Esto nos da una idea de lo importante que puede ser tener en cuenta el certificado energético de una vivienda a la hora de elegirla, ya sea para compra o alquiler